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“Somos sólo amigos” ha sido siempre una frase algo inquietante, y según los expertos, con mucha razón.

¿Te gusta más comentar tus cosas con ese amig@ especial? ¿Hablas mal de tu pareja cuando estás con el otro o la otra? ¿Sabe tu pareja que tienes una amistad tan cercana? ¿Te incomodaría que tu pareja viera tu chat de Whatsapp o escuchara tus conversaciones? ¿Coqueteas? ¿Sientes tensión sexual? Si no tuvieras un compromiso, ¿crees que esa tensión se consumaría?

Si respondes “sí” a algunas de estas preguntas podrías estar al borde de los cuernos. Según investigaciones de la psicóloga Shirley Glass, autora del libro No sólo amigos, el 82% de los casos de infidelidad comienzan con alguien que era “sólo un amigo”.

Glass se refiere a un fenómeno falsamente inofensivo: “La infidelidad emocional se da entre personas que sin la intención de hacerlo forman conexiones, lazos afectivos profundos y apasionados, sin darse cuenta de que han cruzado la línea entre la amistad y el romance”. La psicóloga advierte que las amistades íntimas con personas del otro sexo, compañeros de trabajo y relaciones por internet, son las amenazas que enfrentan las parejas de hoy: la infidelidad emocional es un puente que puede llegar a la infidelidad sexual.

La mayoría de los affairs comienzan desde la amistad, ya que se comparten cosas, se intima, se construyen experiencias. Al crear una historia significativa con otra persona que no es la pareja, estamos dando los primeros pasos hacia la infidelidad emocional.

“La amistad se torna en problema cuando se vuelve un sustituto de la comunicación con la pareja formal”, señala Glass. La psicóloga advierte tres focos rojos: intimidad, tensión sexual y mantener la relación en secreto.

Con base en los estudios de esta especialista, puede concluirse que el “amiguito” de toda la vida de la novia, la “ex” buena onda del novio, los compañeros “cercanos” del trabajo, son infidelidades potenciales.

En estos casos de infidelidad posible, donde los límites son difusos, lo más importante es la comunicación con la propia pareja. Cada miembro debe establecer acuerdos que nutran y fortalezcan la relación, compromisos que creen un entorno seguro. Y lo más importante: preguntarse si vale la pena mantener (y avivar) la llama de la atracción cuando se notan los primeros indicios.

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La infidelidad emocional puede convertirse en un termómetro que permite medir el estado de la pareja, para solucionar los problemas a tiempo, antes de que se estrechen los vínculos con la otra persona. ¿Qué buscamos en esa otra relación que no estamos obteniendo con nuestra pareja? Puede ser la necesidad de ser escuchados, valorados, reconocidos, admirados. Detectar estos síntomas es el primer paso para reconstruir la relación.

¿Y si el engañado o la engañada eres tú? Además de las señales mencionadas hay otros factores a considerar. Hay que prestar atención si la pareja se retira de nuestra presencia para contestar el celular, se esmera en el arreglo personal fuera de su patrón normal, busca encontrar espacios de soledad, se ausenta en días u horas no laborales o presenta desgano sexual.

¿No quieres cruzar la línea de la amistad a la infidelidad? Los expertos invitan, en principio, a tener conciencia de que todos somos vulnerables a ser infieles (o ser engañados). Luego aconsejan establecer límites claros en nuestras relaciones con el sexo que nos atraiga. Si uno siente atracción por otra persona, se recomienda comentarlo con la pareja, ya que eso “coloca un candado” y permite evaluar las cosas que faltan en la relación. Por último, advierten que para no cruzar la línea, no debemos ponernos en situaciones comprometedoras y es necesario tener cuidado con el alcohol, que “afloja” hacia actitudes que luego podrían causar arrepentimiento.

Fuente: Revista Quo