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Las chicas necesitan una serie de combinaciones sutiles y esquivas para excitarse. Los chicos, no. Los chicos son, a priori –aunque siempre existen salvedades– más fáciles de complacer. En sus gustos sobre películas porno no son la excepción.

Los clichés abundan: pechos grandes, chicas fáciles vestidas como prostitutas, mujeres que esperan la eyaculación facial como quien ansía ser salpicada por el rocío de la mañana. Pero el descontento no implica una censura ni un movimiento antiporno, sino, por el contrario, una toma de los espacios desde la perspectiva femenina. A las mujeres sí les gusta el porno, dicen las cada vez más numerosas directoras y productoras, pero aplican restricciones y cambios.

En las producciones pensadas para mujeres, los estereotipos están a la baja.
“Las mujeres no vamos a la cama con zapatos de tacón. La música, la ropa y los actores (del porno tradicional) son horribles”, dice Erika Hallquista, más conocida como Erika Lust, una joven sueca directora de cine y autora de Porno para mujeres. Una guía para entender y disfrutar del cine X: “A mí me ocurrió lo que a la mayoría de las mujeres –escribe Lust en el prólogo de su libro–. Evidentemente había algo en las imágenes que me excitaba, pero también muchas cosas que me molestaban. No me sentía identificada con esas películas. Ni mi estilo de vida, ni mis valores, ni mi sexualidad aparecían por ninguna parte”.

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Lust es dueña de la productora de cine Lust Films, radicada en Barcelona, España, y se ha convertido en una de las caras más conocidas del porno para mujeres. Su película Cinco historias para ellas ganó los premios “Mejor Guión” en el Festival de Cine Erótico de su ciudad, “Mejor Película para Mujeres” en los Erotic E-line Awards, y el “Mejor Película del Año” en los Feminist Porn Awards.

Fue, según ella, la falta de películas que le gustaran lo que la llevó a convertirse en directora: “Somos muchas las mujeres a las que nos gusta ver buen cine explícito, pero quedamos decepcionadas. Las que seguimos buscando a contracorriente nos convertimos en lo que yo llamo ‘masturbadoras informadas’, mujeres que saben lo que buscan y lo que no quieren ver”.

¿Y qué es lo que ellas no quieren ver? “Los estereotipos que los hombres de la industria para adultos nos han obligado a soportar durante los últimos 20 años, que son ofensivos para la mujer moderna. Estoy harta de lolitas cachondas, adolescentes guarrillas y siempre dispuestas, mujeres desesperadas, enfermeras calientes, prostitutas ninfómanas y heroínas tragasemen. Puede que estas mujeres sean el ideal sexual de los tipos, pero a mí no me excitan”.

Según Lust, en las películas porno convencionales la mujer sólo aparece para complacer a los hombres y no está retratado el placer femenino (o se le dedica un tiempo notablemente menor). Además, para ella, las situaciones sexuales habituales son siempre fantasías machistas “ridículas”: “¡La chica entra en la habitación y descubre a su chico con su mejor amiga, y en vez de enfadarse decide que lo mejor es unirse a la fiesta!”.

Pero entonces, ¿qué es lo que ellas sí quieren?

Allá por la década de los ochenta, la recién fallecida Candida Royalle, una ex actriz que decidió pasarse al detrás de cámara y llevar una visión femenina al mercado del cine explícito, creó Femme Productions. “Las mujeres quieren un contexto. Nosotras no queremos sólo ver dos personas entrando en un cuarto y empezar a tener sexo. Queremos saber quiénes son esas personas, por qué están teniendo sexo y qué clase de sexo tendrán”. Royalle, publicó con éxito el libro Cómo decirle qué hacer a un hombre desnudo (How to tell a naked man what to do, disponible en amazon.com).

Femme apoya ahora nuevas y jóvenes directoras como Petra Joy, quien se define como “artista del sexo positivo”. Los filmes de Joy son “libres de silicona” y ella gusta de mostrar variedades de tipos de cuerpos. “Los hombres que aparecen en mis filmes no son elegidos por el tamaño de su pene sino por su habilidad de dar placer a las mujeres. Elijo no retratar ninguna experiencia degradante para la mujer, como una felación forzada, el anal extremo o la eyaculación facial”, cuenta Petra, que además asegura que todos los orgasmos de sus películas son reales.

En su libro Porno para mujeres, Lust marca las diferencias entre las cosas que suceden en el cine para ellas y el tradicional: este último incluye “mamadas hasta el fondo de la garganta”, el primero “sexo oral practicado a la mujer”. Las películas para hombres suelen rodarse en grandes mansiones de lujo, ellas prefieren “una habitación con interiorismo moderno”, en el macho-film los hombres son “mafiosos, traficantes, espías o carceleros”, en las chic-movies, “chicos normales a nuestro alrededor”. Ellos retratan “putas rubias, ninfómanas, lesbianas que follan con hombres”, ellas eligen como protagonistas “mujeres modernas, emancipadas, normales, como tú y tus amigas”. Además, en el porno para chicas, el sexo es siempre consensual y hay que ganárselo. Más allá del obvio entretenimiento erótico, la ola de porno “rosa” tiene algo de manifiesto.

Para saber más
Lo que los hombres no saben. El sexo contado por las mujeres, Lucía Etxebarría, Editorial Martínez Roca.
Mujeres: la sexualidad secreta, Patricia Politzer y Eugenia Weinstein, Editorial Grijalbo.
Ponme la mano aquí, Sandra Uve, Editorial Aguilar.

www.lustcinema.com
www.pornoparamujeres.com
www.mycookingfilms.com
www.annaspansdiary.com
www.petrajoy.com
www.candidaroyalle.com
www.sandrauve.wordpress.com
www.pornolab.org
www.abbywinters.com