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Esta año se cumplen 44 años de un clásico de clásicos. Una de las películas eróticas por excelencia: El último tango en París, donde Marlon Brando y María Shneider se hacen de todo.

Está la crudísima escena de la mantequilla, la del cuarto de baño cuando él fantasea con que ella mantenga relaciones con un cerdo y que el animal muera en el proceso. Sí, la violencia física y psicológica es protagónica en este filme de Bernardo Bertolucci, donde Paul, un hombre de 45 años recién enviudado, y Jeanne, una actriz amateur de 20, se encuentran casualmente mientras visitan un departamento en renta en París. La atracción entre ellos es tan fuerte que tras cruzar unas cuantas palabras tienen sexo apasionadamente en el piso vacío.

Fue una provocación en su época, y lo sigue siendo por el tipo de dominación ejercida sobre ella. Si no la has visto, prepárate para verla el fin de semana. Eso sí, recuerda que la violencia, si se limita al nivel de la fantasía, sí se vale. Cualquier otro intento en ese sentido entre ustedes, tipo sado-masoquismo, váyanlo hablando para que sea consensuado al 100%.