Los juguetes sexuales están lejos de ser una novedad. Tan es así que hay pruebas de su existencia en remotas civilizaciones.
En la antigua Grecia, por ejemplo, tal vez motivadas porque los hombres se pasaban el día “filosofando” entre ellos, las mujeres solteras usaban el olisbos, un pene tallado en madera que lubricaban con abundante aceite de oliva.
En Oriente Medio usaban sustitutos del pene fabricados nada menos que con excremento seco de camello, eso sí, sellado con una resina muy resistente.
Las primeras referencias al dildo se han encontrado en las antiguas celebraciones de la fertilidad o de la cosecha. En 1955, arqueólogos descubrieron en Córcega monumentos fálicos de dos o tres metros de alto, que datan de 4 mil años antes de Cristo.