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Cuando finjes un orgasmo, eres tú la que se está negando el placer y engañando. Si finges, no le das oportunidad a él de aprender cómo darte placer adecuadamente.

Él continuará actuando de la misma forma y el problema empeorará. Mejor dile, sin acusar ni dañar su ego: “todavía no he llegado, ¿me frotas el clítoris?” O bien, simplemente, mastúrbate mientras continúas besándolo y acariciándolo. Más tarde, cuando estén más relajados, podrán discutir tranquilamente qué hay que cambiar o mejorar.

Asegúrate siempre de reafirmar su virilidad con tus actos y palabras; sé delicada y didáctica. A la larga se sentirá frustrado si no le das las claves para proporcionarte un orgasmo, y tú también.

Y lo mismo si eres hombre y tu chica no te acaricia como te gusta: explícale y enséñale, que en eso también hay erotismo.