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No hay nada tan incitante, insinuante y seductor como un masaje que termine con un orgasmo explosivo. Sigue estas sencillas instrucciones y cumple la que seguro es una de las fantasías más recurrentes de tu pareja.

Asegúrate de que la habitación esté a una buena temperatura y de que los dos estén frescos y limpios antes de poner a tu pareja sobre la cama, una alfombra o tapete grueso.

Desnúdense ambos.

Usa un aceite para masajes para que tus manos puedan deslizarse suave e ininterrumpidamente por su piel. Calienta tus manos frotándolas y mantén el aceite también tibio, cerca de una vela.

Usa tu mano entera: la palma y los dedos juntos para tener contacto con todas las zonas de su cuerpo. Puedes empezar por donde prefieras y con cualquier movimiento, siempre que sea lento, uniforme, suave y de ritmo constante.

Amasa con los dedos, presiona con las palmas, haz círculos con toda la mano, golpea delicadamente con el canto y deslízalas con suavidad hasta la posición inicial después de cada masaje.

Repite cada movimiento por lo menos tres veces antes de pasar a otro distinto.

No olvides dedicar una considerable cantidad de tiempo a la cabeza, las manos y los pies.

Un buen complemento erótico para tus manos es tu aliento o tu lengua estimulando su cuello, pezones, abdomen, la parte interna de los brazos o piernas. ¡Usa tu imaginación!

Mantén los movimientos lentos, uniformes y sensuales durante al menos 30 minutos, acercándote cada vez más a su zona genital.

Termina la misión lamiéndolo o acariciándolo hasta hacerlo terminar.