El fenómeno tiene cualquier cantidad de nombres: pompoir (chupadora), beso de Singapur, toque de flauta, cangrejera… El más elocuente de todos es cocomordán, como le llaman en Haití, que quiere decir: “vagina que muerde”.
Se trata de la muy apreciada capacidad femenina de ejercer una considerable presión voluntaria sobre el miembro masculino durante el coito, a través de los músculos que rodean a la vagina. En lugar de moverse cabalgando o embistiendo, la pareja permanece quieta y ella utiliza el músculo pubocoxígeo para estimular la erección masculina, como si lo estuviese succionando, y produce un efecto semejante –pero mucho mejor– al de la boca durante el sexo oral.
Se habla de esta técnica desde hace más de 3 mil años en la India; parte de la educación de las geishas japonesas se centraba en ella, y los shows sexuales en Tailandia con demostraciones de este poder vaginal son tradicionales. En el continente americano las caribeñas tienen muy buena fama, lo mismo que Venezuela y Colombia.
La posición ideal para practicar la cangrejera es con la mujer encima del hombre, puesto que es ella la que marcará el ritmo y la intensidad del encuentro sexual, aunque también puede practicarse de lado. Es necesario que el hombre esté en una posición pasiva, ya que el movimiento es sutil. Por supuesto, la vagina debe estar dilatada y humedecida para facilitar el movimiento.
A los hombres les encanta y tienen orgasmos más intensos y duraderos, y las mujeres pueden conseguir incluso tres tipos de orgasmos: el vaginal, el del clítoris y el menos habitual de todos ellos, el del útero.
En ocasiones, la contracción de la vagina se produce cuando una mujer experimenta el clímax, a lo que en México le llaman perrito. El cocomordán es una técnica voluntaria que para muchas mujeres es natural, pero también se puede desarrollar. Consulta aquí los ejercicios que debes hacer para lograrlo.
Te garantizamos goce puro mientras practicas con tu pareja.